El escritor Fernando Aramburu consiguió en 2016 un gran éxito con la novela “Patria”, que se hizo merecedora del Premio de la Crítica y del Premio Nacional de Literatura. La narración que su autor hace de los años más duros vividos en las poblaciones vascas durante el conflicto armado que vivieron el Estado español y la organización terrorista ETA con las secuelas vividas por la población civil se ganó el beneplácito de miles de lectores. Era previsible que más pronto que tarde la novela se convirtiera en película. Así ha sido. Patria, la serie auspiciada por HBO Europa, ha reunido elogios por el tratamiento que hace de la narrativa generada por el autor donostiarra.

No sé si el acercamiento a Patria puede verse condicionado por la lectura previa de la novela o no. En mi caso, la había leído. Y puedo decir que no ha restado emoción a la visión de los ocho capítulos. Al fin y al cabo, lo que cuenta la novela y la serie es una realidad que nos ha acompañado en informativos y prensa escrita durante muchos años. En estas semanas se ha estrenado también una serie documental “El desafío ETA” que desde una clave más realista se acerca también a los hechos narrados en Patria.

La historia es conocida por haber sido publicitada en exceso. Patria es la crónica de un distanciamiento provocado por una ideología corrupta, un asesinato injustificado y la imposibilidad de vivir desde una actitud de reconciliación. En el País Vasco se vivió durante muchos años un conflicto abierto entre quienes abogaban por la violencia como medio de resolución de las diferencias y quienes se situaban (o eran situados a su pesar) enfrente de las posturas extremas defendidas por los primeros. Como paradigma de ambos grupos acompañamos a Bittori y Miren, dos madres de familia, amigas en otro tiempo, distanciadas, al parecer de modo irreconciliable, por la ideología y la sangre.

La realización de Patria ha corrido a cargo de dos cineastas, Felix Viscarret y Óscar Pedraza, que se han dividido la tarea. El primero realizó los primeros cuatro capítulos y el segundo los cuatro últimos. Pero el artífice de Patria es Aitor Gabilondo, con una larga trayectoria en el espacio televisivo, que es autor de un guion que huye de la narración lineal de la novela para proponer una especie de acercamiento circular a la historia.

No importa que la primera secuencia de la serie, anterior a los títulos de crédito, ya nos presente la escena que convulsiona la vida de las dos familias protagonistas. Dicha escena volverá a ser recreada desde diferentes puntos de vista en varios momentos, significando la complejidad de una situación insostenible, marcada por el carácter demencial de quienes preconizan el asesinato indiscriminado, por el silencio de tantos callados incapaces de rebelarse, y por el dolor prolongado y casi enquistado de quienes se han visto condenados al ostracismo, alejados de sus raíces y su vida cotidiana.

Dicho todo esto, Patria huye de una forma de maniqueísmo. Como queriendo reflejar la complejidad de la situación (algo presente en la novela original), no hay una defensa sin fisuras de ninguno de los personajes (tal vez Arantxa y Gorka, hijos de Miren, o Xabier y Nerea, hijos de Bittori, sean la excepción que invita a mirar el futuro con más esperanza en una convivencia redentora).

En este contexto, destaca la pintura del párroco del pueblo que, éste sí, aparece como un reflejo extremo y radical de una actitud presente en parte de la iglesia vasca. Es posiblemente el personaje más difícil de digerir, porque en su inmovilismo se convierte en una estatua sin alma, subordinando toda persona y consideración a su primitiva ideología.

Esto no significa que Patria no tome partido. Tal vez el personaje de Gorka exprese con más claridad la tesis contenida en la serie. Cuando visita a su hermano Joxe Mari en la cárcel, Gorka le censura con amargura y rotundidad actuar en defensa de un pueblo que en ningún momento les ha pedido ser defendido con los expeditivos métodos utilizados.

 

Antonio Venceslá Toro, cmf

Start typing and press Enter to search