Niño,
¡hoy no hay leche!,
sólo guayabas tristes
en la luna que te mece.
Niño,
¡hoy no hay pan!,
sólo veleros rotos
que respiran en la mar.
Niño,
¡hoy no hay nanas!,
sólo mi canto amargo
reclinado en la mañana.
Niño,
¡no llores más!,
hay duendes en mis bolsillos
y luciérnagas para jugar.
Niño,
¡hoy no hay sal!,
sólo mi llanto triste
de madera, carne y cal.
Ramón Uzcátegui Méndez, sc
(FOTO: arquidis molina)
MENINO DA MINHA PÁTRIA em protugués