Esparcidas las horas van muriendo
en la víspera dulce de mi carne,
arrimada a un tiempo estéril
de recolectar sucesos y miradas.
Muriendo de pie sobre el abismo
voy en esta sangre articulada…
De huesos sin cal y con penumbra,
¡voy muriendo en la alborada!
Sólo quedamos boca arriba
respirando estrellas y recuerdos,
tiempo de duendes amarillos
en la arrugada acequia de la frente.
Y al despertar de la vida remarcada,
otro sueño nos persigue con su tacto.
¿Las horas son páginas y turpiales
que mueren al descubrir en la carne
otro pliegue en desencanto?
Mueren en su laberinto
azul sin tiempo,
y en mi silueta desteñida
sobre las olas y las agujas,
navegan en reverso.
Como yo, ahora,
Que voy muriendo,
¡voy muriendo!
Ramón Uzcátegui Méndez, sc
(FOTO: Juan Davila)
MORRER DE PÉ SOBRE O ABISMO em portugués