Al despuntar el día,
Camina por las calles solitarias.
Los últimos luceros se han dormido
Y, húmedas las primeras horas,
Enmudece su rostro en un pañuelo
Negro-ceniza de pesares yacentes.
No sé cuál es su nombre
Ni la estatura de sus sueños rotos.
Camina con su sombra y sus silencios.
Yo la veo pasar cada mañana
Es mujer. Tiene nombre.
Su casa, el barrio.
Su corazón, las calles soleadas.
A veces me pregunto,
Cuando pasa a mi lado y su mirada
Es un pájaro anochecido.
Y estoy seguro que ella me interroga
Sin saber que en el borde de los besos
Navegan las respuestas.
Es mujer. Tiene nombre.
En un gato negro-ceniza
Dibuja la ternura de sus manos.
Acaricia con mimo el olor de las rosas
Y siembra en los parterres su sonrisa.
Y al atardecer, gira sus pesares
Como relojes mudos:
Los últimos pañuelos de sus lágrimas.
Es mujer. Tiene nombre.
Blas Márquez, cmf