Los silencios se apagan y hace frío.
Lo siento en mi piel. ¡Quién lo diría
si de tanto soñar día tras día,
las rosas se me caen al vacío!
Estalla el grito. ¿Quién detiene el río
que, incansable, derriba la frontera?
Ni diques que despinten la madera
de su empeño. Es de noche y hace frío.
En esas ando y ando… Siempre pesa
la mochila de verbos sin acento,
de sueños deshojados y zozobra.
Un día, no sé cuándo, la sorpresa
alumbrará. No sé dónde ¿un momento?
Sí, prolongado. Lo demás me sobra.
Las Palmas, 4 enero, 2022
Blas Márquez Bernal, cmf
(FOTO: Kristina Flour)
OS SILÊNCIOS DESVANECEM-SE em portugués