LOS CIE SON UNA ANOMALÍA EN UN ESTADO DE DERECHO

Con motivo de mi destino a Las Palmas de Gran Canarias, y profundizando en uno de los contenidos de la Misión a la que mis superiores me han encomendado: “Seguir reflexionando, y discerniendo, y descubrir nuestro papel como claretiano en la realidad de la inmigración”, me ha llevado en este primer mes de mi estancia en esta querida isla, a acercarme a la realidad de los CIE. Aquí en Las Palmas, por desgracia, disponemos de uno de ellos. Dos en el conjunto del archipiélago. En mis conversaciones que he tenido con la Delegación de Migraciones de la Diócesis hemos visto que podría colaborar como capellán en uno de estos CIE. Esto me obliga a conocer, teórica y prácticamente, sobre esta realidad que disponemos en nuestro ordenamiento jurídico.

He tenido la oportunidad de compartir en este blog sobre las medidas políticas diseñadas por la UE de control de flujos migratorios, sobre los cierre y externalización de fronteras y cómo las expulsiones provocan la vulneración de los Derechos Humanos y un sufrimiento innecesario de las personas migrantes y refugiadas. Bueno, pues, los CIE son parte de esta política deshumanizada, son lugares opacos en un Estado de Derecho, donde se interna por un período de 60 días a personas migrantes, por el simple hecho de cometer una infracción administrativa consistente en encontrarse en situación administrativa irregular, y no se le garantiza el respeto a los derechos de las personas recluidas. Es inaceptable e indigno dar un trato peor que el se recibe en una prisión.

He tenido oportunidad de escuchar y leer algunos testimonios de personas que han estado en los CIE de Barranco Seco y Hoya Fría, donde se reflejan muchas carencias, como la falta de asistencia sanitaria de calidad, ausencia de trabajadores sociales, dificultades para realizar llamadas y para recibirlas, falta de información y de intérpretes, dificultades para obtener asesoramiento jurídico adecuado, … Por tanto, los CIE son la peor alternativa en un Estado de Derecho para la gestión de la realidad migratoria y no se puede justificar su existencia.

Es necesario apostar por el desarrollo de una cultura de acogida inclusiva inspirada en la hospitalidad y el respeto a la dignidad humana que incida en el cambio de los estereotipos y en combatir, lejos de la demagogia política, los discursos racistas y xenófobos con una mirada fraterna y misericordiosa.

José Antonio Benítez Pineda, cmf

Start typing and press Enter to search