Pienso que las noticias de venta de personas como esclavos en Libia solo han dado titular y localización a algo que casi todos tristemente ya intuíamos que pasaba «en algún lugar de nuestro mundo».
La reacción social ha sido grande, pues estamos globalmente de acuerdo en que las personas tenemos un valor tan alto, que no se nos puede vender o comprar.
Y en esos pensamientos andaba, cuando me sentí inspirado a mirar cómo trato a los que me rodean y si comportamiento con ellos muestra lo valiosos que son, especialmente a los que me tienen más cerca y hay más roce para bien o para mal.
Me veo en deuda y con necesidad de que Dios haga más grande mi corazón y mis acciones. ¡Una buena tarea!
Equipo de Redacción