La mano invisible

El concepto “mano invisible” es una metáfora que señala a la economía de mercado como herramienta necesaria para alcanzar el bienestar social. O también alude a la capacidad autorreguladora del libre mercado. Y también es el título de una película que, a partir de una novela del escritor sevillano Isaac Rosa, propone una digresión fílmica del concepto.

A tono con la citada pretensión, La mano invisible recurre al mundo del estereotipo para desarrollar la tesis que quiere presentar. En una nave industrial, que actúa como un gran escenario y lugar de representación, un grupo de trabajadores manuales (un carnicero, un mecánico, una teleoperadora, un programador informático, un albañil, un camarero, un guarda de seguridad, una costurera, una limpiadora y una empleada de una cadena de montaje) han sido contratados (previa una entrevista de trabajo en la que comentan inquietudes y deseos) para realizar su oficio como si fuera un espectáculo contemplado por unos espectadores a los que apenas vemos. Al estilo de Dogville de Lars Von Trier, cada uno de los personajes ocupa una parcela del espacio y representa su papel (que es la ocupación a la que han dedicado su vida), interactuando entre ellos y asumiendo poco a poco roles diversos que ejemplifican actitudes posibles en el mundo laboral y reivindicaciones de mejoras laborales ante una fuerza anónima permanentemente ausente. La precariedad laboral y las mayores exigencias de producción actúan como detonante de un malestar que conduce a una protesta que se va adueñando de la situación. Cada uno de los figurantes ocupa un lugar representativo de las variadas situaciones que pueden producirse en el mercado laboral: el miedo a perder el empleo, la tensión provocada por las condiciones de trabajo, la insatisfacción sentida conduce a los trabajadores al roce en sus relaciones y al enfrentamiento entre ellos. El trabajo que realizan no conduce a nada eficaz y productivo y mucho menos aporta algo que contribuya a su desarrollo personal. Son simple mano de obra, de quien se espera un producto que una vez realizado es destruido: una metáfora de la alienación y el esfuerzo sin sentido.

La brevedad de la propuesta (apenas una hora y veinte minutos) hace más digerible su visión, porque no parece que el simple entretenimiento esté en el origen de La mano invisible. Más bien nos recuerda penosas situaciones que los medios divulgan con mucha frecuencia, surgidas al amparo de la urgencia de un trabajo necesario en medio de un mar de más de tres millones de parados.

Antonio Venceslá Toro, cmf

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