La ILP: navegar contra la corriente de los tiempos

Estamos a poco más de 30.000 firmas para que salga adelante la iniciativa, promovida por la campaña Esenciales, que responde a un principio básico: los derechos fundamentales de un ser humano no pueden quedar en suspenso como consecuencia de las circunstancias particulares del individuo, sean la raza, el género o, en este caso, la condición administrativa.

 

Además de una tara ética del Estado de derecho, la irregularidad constituye un importante coste de oportunidad fiscal y laboral para el conjunto de la sociedad. La obligación de permanecer en la economía sumergida impide a los trabajadores y a sus empleadores contribuir a las arcas públicas de acuerdo a sus obligaciones. Desde el punto de vista laboral, la irregularidad no solo supone la indefensión absoluta frente a la explotación, sino que impide al mercado de trabajo beneficiarse de las capacidades esenciales que podrían ofrecer profesionales cuya titulación y méritos no están reconocidos.

 

Estos argumentos prácticos están en la base de la reforma migratoria aprobada por el Gobierno este verano, que busca resolver en parte el problema de la irregularidad.

 

Lamentablemente, no es suficiente. Necesitamos, por tanto, una medida extraordinaria que afecte a todos y lo haga ahora. El éxito de eta ILP (Iniciativa Legislativa Popular) no conllevaría de forma automática una regularización, sino la garantía de que sus contenidos serán debatidos en el Parlamento, que es quien tiene la última palabra. Lo sorprendente es que esta propuesta no haya llegado al Congreso de la mano de los partidos, que en su mayoría han hecho contorsionismo político para evitarla. Ha tenido que ser la ciudadanía organizada la que promueva este ejercicio de decencia colectiva frente a la agresividad de los nacional populistas, la arrogancia de los sindicatos y, el desinterés de algunos medios.

 

Pero, ¿saben qué? Creo que esta vía es más digna y transformadora que cualquier otra. Este medio millón de firmas –600.000, si queremos evitar sorpresas en la Junta Electoral Central–, que debe llegar al Congreso antes de fin de año, será una demostración de que nuestra sociedad sigue viva y tiene el corazón en el lugar correcto. Somos cerca de 850 organizaciones que abarcan todo el espectro social y político, desde la Conferencia Episcopal hasta el activismo de barrio. Capaces de navegar contra la corriente de los tiempos, pero a favor de la historia. Lo que es aún más importante, esta campaña está siendo liderada por organizaciones y personas migrantes que están aquí para embridar los términos del debate y hablar con voz propia de los asuntos que les afectan. Ya era hora de que esto ocurriese en nuestro país. Antes incluso de que llegue al Congreso, esta ILP ya nos está cambiando a todos.

 

José Antonio Benítez Pineda, cmf

(FOTO: Esenciales)

 

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