La corresponsal

Hay películas que cuando se apaga la luz de sus fotogramas, permanece en la retina o en la mente el recuerdo de sus imágenes y de la historia que se nos ha contado. Acaece cuando la emoción de la narración te sobrecoge y deja en ti una huella profunda. Suele suceder cuando hablamos de películas que narran hechos, reales o no, que nos acercan a situaciones lacerantes y trágicas, cuyos protagonistas han vivido y sufrido, incluso hasta dar la vida. Es el caso de La corresponsal.
Marie Colvin fue una reportera de guerra que informó de diversos conflictos ocurridos en los últimos años del siglo pasado y primeros años del presente. Las hemerotecas dan fe de su ímpetu y su honestidad a la hora de informar de guerras interminables (al fin y al cabo, es la misma que se bifurca y ramifica por muchos lugares): Sri Lanka, donde perdió la vista del ojo izquierdo por la explosión de una granada, Irak, Afganistán, Libia y Siria fueron algunos de los países inmersos en conflictos de los que dio testimonio y en los que se detiene la historia narrada en La corresponsal, película que nos acerca la figura de esta mujer singular, contradictoria, aguerrida y sincera.
Basada en un artículo dedicado a ella y publicado en la revista Vanity Fair, la película nos acerca a Marie Colvin, como profesional y persona, al trabajo que le absorbía hasta la temeridad, a los reconocimientos recibidos en su vida profesional, y a su vida personal marcada por su tendencia al exceso de consumo de alcohol y tabaco y sus miedos a envejecer. No llegó a hacerlo porque en el conflicto sirio que parece perpetuarse un proyectil acabó con su vida en 2012, después de denunciar los atropellos cometidos por el ejército del presidente Al Assad contra la población civil. Este hecho posiblemente provocó el atentado que puso fin a su existencia.
La actriz Rosamund Pike pone cuerpo a la protagonista, con la que guarda cierto parecido, ofreciendo una interpretación intensa, muy acorde con los distintos estados de ánimo que jalonaron la vida de la intrépida reportera. Con ella asistimos a episodios de muerte y violencia irracional que nos invita a empatizar con las víctimas, y a denunciar tanto sinsentido que conoció y propagó en las crónicas que escribió en el Sunday Times británico.

Antonio Venceslá Toro, cmf

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