La candidata perfecta

Loujain Al-Hathloul, ciudadana saudí, lleva en prisión (donde ha sido víctima de abuso sexual y torturas) desde mayo de 2018 por defender que las mujeres tengan en su país los mismos derechos que los hombres. Amnistía Internacional (https://www.es.amnesty.org/actua/acciones/defensoras-arabia-dic19/) ha documentado su caso y tiene abierta una campaña en defensa de sus derechos. Más o menos en la época en que Loujain fue encerrada en la cárcel, el gobierno autorizó que las mujeres pudieran conducir automóviles. Hasta agosto de 2019 debían pedir permiso al marido o al padre para poder viajar. Estos hechos dan fe de la situación vivida en Arabia Saudí. Y esto puede extrapolarse a otros ámbitos de la vida social y política. A pesar de la Supercopa de España o el rally Dakar, eventos destinados a normalizar internacionalmente la imagen del gobierno, la demanda social reivindicada por la mujer saudí y otros colectivos está lejos de ser atendida. Los derechos humanos, incluido el más básico –el respeto a la vida- no están en la agenda gubernamental.
El cine ha sido desde hace muchos años un medio muy eficaz de propaganda y reivindicación de valores. Esto lo han entendido ideólogos de distinto signo, llámense Lenin o Goebbels. No sé si el intento de mantenerlo silenciado en Arabia Saudí fue la razón que hizo que estuviera prohibido desde la década de los ochenta hasta abril de 2018, cuando se abrió la primera sala en 35 años.
En este contexto, la realizadora Haifaa Al-Mansour, primera mujer en realizar una película en su país (La bicicleta verde, en 2012) ofrece en La candidata perfecta una propuesta que aboga por la necesidad de lograr cambios efectivos que respeten a las mujeres y les permitan desarrollarse como personas libres y autónomas. La intención es muy buena, sin duda; pueden suscitar dudas los medios que utiliza para hacerlo.
Una joven médica, que tiene que aguantar diariamente las actitudes machistas de sus pacientes que se resisten a ser tratados por una mujer, no puede viajar a un congreso médico en Dubai por trabas burocráticas provocadas porque los papeles de su padre, necesarios para viajar, no están en regla. Esa situación la empuja a presentarse a las elecciones municipales en su ciudad, para mejorar las condiciones de acceso al centro de salud en que trabaja y visibilizar la situación de la mujer reclamando mejores condiciones. La campaña que lleva a cabo para darse a conocer y presentar su programa va acompañada de situaciones casi surrealistas (en un mitin con hombres, tiene que hablar por videoconferencia porque está prohibida su presencia).
Planteada así la situación, podríamos pensar que La candidata perfecta es una película combativa, tensa y dramática. No sucede así. Su tono está más cerca de la fábula o el cuento moral. En todo momento adopta formas de comedia; las situaciones no parecen nunca extremas, ni hay asomo de las duras situaciones vividas por las mujeres. Esto puede hacer que la película caiga en cierta simpleza y falta de credibilidad. También podríamos considerar que, de otro modo, el guion no habría sido aprobado por la censura y La candidata perfecta nunca habría podido ser vista por las mujeres saudíes.

Antonio Venceslá Toro, cmf

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