(A mi amigo Jonatan Zumbay, con mi sincero agradecimiento)
Frente al mar: ¡la otra orilla está poblada!
Mis ojos no divisan tras las olas
el aire de tu aliento. Solo y a solas
adivino el perfil de tu mirada.
Sobre la arena escribo una cascada
de gaviotas verdes y amapolas.
El mar es un panal de caracolas
y tu amor imposible, aguda espada.
Frente al mar, adivino el pulso exacto
de tus dedos, mi piel enrojecida,
tu pálida tristeza y el contacto
efímero de un alba enloquecida.
Apuesto por tus lágrimas y el tacto
incierto de un coral sobre mi herida.
Blas Márquez Bernal, cmf