No encontramos en First cow argumentos que hagan de esta sencilla película un éxito comercial. La historia que nos ofrece es muy simple, casi minimalista; la suciedad de los ambientes (estamos en el estado de Oregón en 1820) salpicados de barro y nulas infraestructuras resultan poco gratos a la vista. Quiero decir que el interés que puede suscitar viene por otros aspectos de la película.

Al comenzar leemos una cita del poeta William Blake: “El pájaro, un nido; la araña, una tela; el hombre, la amistad”. Estas palabras ya nos dan la clave de interpretación de First cow: es la historia de la amistad de dos hombres sencillos que sobreviven en medio del rigor invernal cocinando buñuelos que venden a los trabajadores que en plena fiebre del oro buscan las deseadas pepitas que les saquen de la pobreza. Nos encontramos en el oeste americano, aunque éste no responda al esterotipo que es reflejado en tantas películas. Hay dureza, pero parece afectar por igual a casi todos los que intervienen en la historia.

La película comienza en un tiempo cercano (un barco que cruza el plano y la ropa que viste una chica que pasea con su perro nos lo indica), aunque sin determinar con precisión. El perro rebusca en la tierra y la joven encuentra los huesos de dos seres humanos, colocados uno al lado de otro. Este arranque ya nos señala en buena medida la temática de la película y el destino de sus protagonistas.

El primero de ellos se gana la vida cocinando para un grupo de maleantes; el segundo es un inmigrante de origen chino que llega a Estados Unidos en busca de oportunidades. Ambos unen sus caminos y deciden ayudarse y sobrevivir en aquel mundo inhóspito. Y lo consiguen gracias a las buenas dotes del cocinero que elabora unos buñuelos que se venden apenas han salido de la sartén, pues gustan a todo el mundo. Como puede intuirse, la historia es a priori poco interesante, carente de tensión, casi anodina. El argumento es mínimo, aderezado únicamente con la presencia de una vaca (presente en el título de la película), propiedad de un hombre rico que ha llegado al lugar, y que contribuye con su leche al negocio y, a la larga, les busca problemas. La sencillez y el carácter perdedor de los dos amigos dota de melancolía y tristeza todo el metraje. Por otro lado, una fotografía desvaída y oscura contribuye a ese sentimiento.

Calificar First cow de western puede resultar exagerado. No hay en ella acción y aventura, sino un profundo humanismo y un elogio de la amistad a toda prueba en tiempos de tensión y violencia. El formato cuadrado contribuye a esta imagen de cotidianidad y hace que la pelicula esté muy lejos de las convenciones clásicas del género. Más que una película de peleas, persecuciones y pistoleros es un retrato adecuado del poder salvador de la amistad durante el tiempo que les es permitido vivir a sus protagonistas.

 

Antonio Venceslá Toro, cmf

 

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