«Fatima» y «Viaje al cuarto de una madre»

Fátima
Viaje al cuarto de una madre

Excepcionalmente, comento esta semana dos películas, porque guardan entre sí, a mi parecer, muchos puntos de coincidencia.
Fatima es una inmigrante magrebí que llegó a Francia buscando mejores condiciones de vida. Una vez en el país galo, nacieron sus dos hijas y se separó de su marido. La película narra el acontecer diario de la vida de esta madre coraje que bascula entre una hija entregada y complaciente, aspirante a doctora en medicina, buena estudiante y respetuosa con ella, y otra, más pequeña, adolescente, rebelde, mala estudiante, que solo piensa en divertirse y que la trata con desdén e incluso con descarado rechazo. Pero Fatima se desenvuelve desde el cariño que les profesa a ambas, alentando a la una, guiando y corrigiendo a la otra. Fatima debe trabajar muchas horas al día para poder pagar los estudios de su hija mayor y proveer de lo necesario a su hija menor. Y en sus horas de trabajo percibe el racismo latente, la mirada burlona o desdeñosa, de quienes la contratan.
Fatima, la película, es apenas un largometraje (su duración apenas excede la hora y cuarto), pero con un ritmo templado y una mirada sosegada, nos permite acompañar a esta madre abnegada y cariñosa.

En Viaje al cuarto de una madre, una madre y su hija (Lola Dueñas y Anna Castillo, maravillosas ambas) viven en una población pequeña, apoyándose mutuamente, compartiendo cariño y buenos deseos. Viven solas, desde la muerte del padre. En un momento dado, la hija decide irse a Inglaterra a trabajar y aprender el idioma. Y seguimos junto a la madre sus tareas cotidianas y sus desvelos cariñosos, en la lejanía, por su hija.
Las dos películas nos invitan a sentir con sus protagonistas la desazón por el bienestar de sus hijas y el amor maternal que se derrama en tantos gestos cariñosos, en las comidas que la madre congela para que sus hijas puedan llevárselas, en las llamadas telefónicas, en el compartir sus logros y alegrarse íntimamente como si fueran propios.
Y todo ello es presentado casi sin ruido, con un estilo sencillo, atento a situaciones cotidianas; parece que no sucede nada, porque el transcurso de los hechos se subordina a los sentimientos que brotan en los corazones de esas mujeres generosas, como muchas otras.
Son dos películas muy oportunas en estos días en que los medios nos recuerdan la celebración del día de la madre. Fátima y Viaje al cuarto de una madre nos dicen, más bien, que las madres son merecedoras de felicitación todos los días

Start typing and press Enter to search