La externalización de las fronteras: una vulneración de derechos fundamentales. Hace poco mas de dos años que entró en aplicación el acuerdo con Turquía que planteaba explícitamente el bloqueo en la llegada de personas refugiadas, el conocido como acuerdo de la vergüenza. Nuestra vieja Europa volvía a impulsar la externalización de políticas migratorias frente a la observancia de los derechos y el vínculo con sus valores originarios.
Muchas organizaciones denunciaron las vulneraciones del acuerdo, al derecho de asilo y libre circulación. El proceso de externalización es más que el deslizamiento de las fronteras fuera del espacio nacional, es el origen de un medio que se cristaliza mediante perpetuas transgresiones hacía personas que por razones varias tienen que desplazarse.
Concretamente, España, entre 2005-2010, en el llamado marco del Plan África, el gobierno socialista firmó una decena de acuerdos bilaterales con cláusulas de movilidad con Estados no-miembro como Senegal, Mali, Gambia… Por su situación geopolítica,
España es precursora al emplear métodos de externalización y es guía de inspiración de los posteriores procesos europeos.
Pero, el paradigma cambió drásticamente a partir de las Primaveras Árabes y los consecuentes flujos migratorios. Las primaveras señalaron un antes y un después en la
gestión de políticas migratorias. Habilitando su entrada a partir de las narrativas de la ‘Guerra contra el terrorismo’, se ha reconocido la vinculación de los términos seguridad-migración. Con la
descontextualización de la seguridad pública se han militarizado las políticas migratorias, afectando gravemente los derechos humanos. De combatir contra el terrorismo hemos pasado a una “Ofensiva contra la migración” en la que Europa no ha dudado en proteger su “seguridad” y usar sus organizaciones militares contra la migración “irregular”.
Como hemos dicho, el compromiso con Turquía escribió un precedente en la tarea de las políticas migratorias, pero es sólo la punta del iceberg. El origen del problema es la externalización. La restitución del actual sistema de políticas migratorias pasa inevitablemente por la recuperación de su representación civil para desmilitarizarlas.
José Antonio Benítez Pineda, cmf