Está la noche en calma

Está la noche en calma y en la frontera

de los besos la luz reclama al llanto

desnudar al amor, ponerlo al tanto

del fuego inevitable, de la hoguera.

 

Amanece y es la luz una quimera

de blanda pesadumbre, un leve manto

que cubre de azahares el encanto

de un amor desbordado en primavera.

 

Ni el alba puede ya con los colores

tenues de sus racimos ni la luna

alivia con el llanto sus dolores.

 

La noche sin plural de duna en duna

entierra en las arenas sus amores

y tú y yo con las penas de una en una.

 

Blas Márquez Bernal, cmf

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