Estoy en el parque.
Solo. Como casi siempre.
Me están llegando…
las caricias del mar cercano
y redoblan las campanas de mis ojos cansados.
Se acercan las palomas
a mendigar su pan de cada día.
Recuerdo, no sé por qué en este instante,
el patio de mi casa.
Pueblo con sabores inéditos.
Olor a yerbabuena, a jazmín, a albahaca…
Y el granado en el centro
me ofrece su boca con sabores embriagados.
La vida,
la humilde vida de mi pueblo,
entonces.
¡Tan cercanas las marismas…!
Y el mar esperando
mis caricias placenteras,
mi mirada sorprendida,
con las dunas al fondo,
y el rumor incesante
de las caracolas desnudas.
Las Palmas, 3, enero, 2022
Blas Márquez Bernal, cmf
(FOTO: Kristina Flour)
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