En los márgenes

Hay cineastas que entienden su profesión como un vehículo para reflejar la (dura) realidad y, así, remover la conciencia de quienes contemplan las historias e imágenes que proponen.

En los márgenes (ya su título revela la explícita propuesta que nos ofrece) es una de esas películas que golpean e inquietan. Te hacen sentir incómodo, porque transpiran verdad y te acercan a las vidas de quienes (mal)viven, apenas agarrados a una esperanza que la mayoría de las veces se revela débil e infructuosa. Y además, y es uno de sus valores, no te propone paños calientes ni soluciones fáciles. No te deja con asideros emocionales para que al salir del cine te sientas reconfortado. No hay ningún confort en la existencia de quienes viven en los márgenes. Los finales felices no existen, al menos en el imaginario de Juan Diego Botto, el realizador primerizo que después de una larga trayectoria actoral se ha embarcado en esta historia incómoda que habla de desahucios, precariedad laboral, decisiones erróneas, amores difíciles, esfuerzos baldíos, pero también de solidaridad y empatía.

Tres son los personajes que centran nuestra atención: Azucena (Penélope Cruz), una madre que ve con impotencia cómo va a ser desahuciada de su casa; Teodora (Adelfa Calvo), otra madre ya madura que intenta recobrar el amor de su hijo a quien una mala decisión alejó de ella; y Rafa (Luis Tosar), un abogado que entrega su tiempo y su vida a quienes pasan por el amargo trance de la precariedad aun a costa de desoír los gritos de quienes le son más cercanos. Ellos protagonizan las tres historias que, engarzadas entre sí, configuran los retazos de vida que constituyen el entramado de En los márgenes. El trabajo de sus intérpretes conmueve y hace que resulte difícil permanecer indiferente a las situaciones que nos ofrecen.

Durante las veinticuatro horas que dura la acción acompañamos los desvelos, tristezas, angustias, decepciones de unas personas que son trasunto de muchos otros que, lejos de los datos pretendidamente optimistas de quienes ven la realidad desde un prisma imaginado e irreal, solo saben de sufrimiento y desesperanza.

Juan Diego Botto se une con esta película a una nómina de directores europeos que hacen de la realidad más doliente el objeto de su trabajo fílmico. El británico Ken Loach, el francés Robert Guediguian, o los belgas Jean Pierre y Luc Dardenne, entre otros, llevan años educándonos en la compasión y la mirada abierta, cosa que hace también En los márgenes, con elocuencia, escenas de mucho peso y diálogos llenos de dolor (impagable la conversación de Azucena y su marido Manuel).

Hay que ver En los márgenes. Para educar nuestra mirada y darnos cuenta de algo que bien sabemos y no debemos olvidar: cuánto sabe quien ha sufrido…

 

Antonio Venceslá Toro, cmf

 

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