( A todos los que intentaron llegar a la frontera y en la mar se ahogaron sus anhelos)
Los pájaros encuentran su refugio
cuando la tarde cae
y se estremece
el viento en las laderas de la noche.
Las zorras, madrigueras, al amparo
de una noche y otra noche.
El árbol solitario tiene miedo
y en sus raíces busca
las manos subterráneas que lo amparen.
Vuelvo a empezar.
Me desgarra saber
que esta noche y todas las noches
la soledad se abraza de sus cuerpos
y su inocencia estalla
en el seno materno de la luna.
(“Vivir es fácil
con los ojos cerrados”
y una extraña caricia suspendida)
Por este parque de árboles sin techo
se pasea la tarde agonizando.
Y esta noche y todas las noches
se estremece la mar entre sus cuerpos.
Algas, corales,
caracolas y dunas
dibujan sus lamentos en el aire.
Al pie de la alambrada,
contemplo estremecido
la playa anochecida y su ternura.
Ni una plegaria apenas
entre mis labios.
Silencio y rabia.
Y en un caballito de mar
navego entre las olas
esta noche y todas las noches.
Blas Márquez Bernal, cmf