En buenas manos

Con cierta frecuencia aparecen en esta colaboración semanal comentarios de películas francesas. Eso puede expresar, por un lado, mi querencia por el cine del país vecino (cosa cierta) y, por otro, la pretensión de los realizadores franceses de reflejar parcelas de vida cotidiana desde perspectivas distintas y muy frecuentemente aleccionadoras.

En buenas manos, título de la película que comento esta semana nos acerca a la odisea de un bebé, Theo, al que conocemos en el momento de su nacimiento, y acompañamos hasta que es adoptado por una mujer de mediana edad, que no puede ser madre, pero desea serlo.

Los primeros planos de la película nos presentan a la madre biológica de Theo que acude a un centro hospitalario cuando siente la inminencia del parto. Con claridad expone su intención de entregar a su hijo para que sea adoptado por una familia que le cuide y le haga feliz. Ese es su deseo para su hijo. No se nos dice nada de las circunstancias que la han conducido a esa situación y esa decisión. Nadie la juzga. Las enfermeras y la asistente social enviada para ayudarla mantienen siempre un tono mesurado, respetuoso y casi cómplice.

Una vez que se pone en marcha el mecanismo legal que culminará en la adopción del bebé, la madre biológica desaparece, sin que volvamos a saber nada de ella.

Por otro lado, conocemos a un padre de familia que se ofrece a acoger a Theo durante el período de transición hasta que sus padres adoptivos puedan hacerse cargo de él. Es un hombre generoso, amante de su familia, solidario y cariñoso. Es muy consciente de su papel rodeando de cariño al bebé, pero sabiendo renunciar a él cuando ha terminado su función.

Y el tercer vértice del triángulo está conformado por la que será madre adoptiva de Theo. No revelo ningún secreto porque se nos muestra en la primera secuencia de la película, que a falta de mayor emoción (cosa que no necesita porque las situaciones son suficientemente entrañables) ofrece en su desarrollo un juego temporal pasado-presente, que nos sirve para conocer el proceso vital de quien va a acoger al niño para siempre. La actriz ÉlodieBouchez, a la que vimos siendo adolescente en La vida soñada de los ángeles, ofrece una interpretación íntima y cálida de esa mujer deseosa de ser madre.

En buenas manos es, en muchos momentos, una crónica casi documental del proceso que la legislación francesa exige para regular el proceso de adopción. Subraya el buen hacer de los asistentes sociales que intervienen en los distintos momentos del mismo, rodeándolo de un halo de cariño e interés por el bien del verdadero protagonista de En buenas manos: el niño.

Una película, pues, sencilla, que gustará a quienes deseen encontrar una historia de calidad humana, con un ritmo sereno, que invita a disfrutarla.

Antonio Venceslá Toro, cmf

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