El veredicto (The children act)
Se conoce con el nombre de “Children Act” una norma legal vigente en Gran Bretaña (imagino que también en otros países), en virtud de la cual el poder público ha de velar por el bienestar de un menor de edad, cuando éste se ve en peligro o desasistido. El veredicto en España, The Children Act o The My Lady en el original, narra el dilema que se le plantea a una juez del Tribunal Superior de Justicia, encargada de dictaminar si es procedente realizar una transfusión de sangre a un joven, testigo de Jehová, que se niega a que le sea realizada, aun cuando su vida corre peligro a causa de una grave enfermedad que padece. Los padres del joven, también fervientes creyentes, son del mismo parecer de su hijo.
Paralelamente, asistimos al progresivo deterioro del matrimonio de la juez, debido a su celo profesional que la lleva a desatender sus obligaciones familiares, a pesar de los reiterados llamamientos de su esposo, a causa de su preocupación por dictaminar con rigor los casos que llegan a su tribunal.
En el curso del caso que centra la atención de la película, la juez (a la que interpreta de manera muy convincente Emma Thompson), con una maniobra legal pero poco ortodoxa, entabla relación con el joven enfermo y, a partir de ese encuentro, se produce un conflicto de intereses entre ambos. Lo que para la juez ha sido un caso rutinario, en el que ha aplicado la ley, para el joven ha supuesto un cambio importante que le lleva a ver en la magistrada una figura protectora y a excederse en sus intentos de contactar con ella más allá del ámbito profesional. Progresivamente, la propia juez siente cómo sus afectos hacia el joven despiertan en ella unos sentimientos que parecían dormidos, envueltos en la frialdad de un rígido comportamiento profesional.
Existen profesiones que pueden implicar afectivamente a los trabajadores en sus relaciones con los usuarios de su trabajo. Su jornada laboral no concluye cuando lo marca un convenio, sino que se introduce en su vida más allá del lugar de trabajo, pudiendo (es el caso de la protagonista de The Children Act) afectar a su mundo privado y a las relaciones que establece con sus más allegados. Puede suceder también que esta intromisión tenga lugar a su pesar, siéndole difícil abstraerse debido a la insistencia ajena. De lo uno y lo otro parece haber en la película que comentamos.
Nos queda en última instancia una película interesante, que partiendo de un planteamiento moral deriva hacia un terreno que reivindica la necesidad de llenar de humanidad la existencia y aboga por afirmar la voluntad de recuperar un camino hace tiempo abandonado que ayudará a vivir más plenamente. Lástima que haya que pagar un precio tardíamente considerado.
Antonio Venceslá Toro, cmf