El pregón de la discordia

No es nueva la excusa de la libertad de expresión usada para arremeter de manera ofensiva, con ligereza y saña contra lo que para nosotros es importante en nuestra fe.

A mí toda esta polémica me ha llamado a orar sobre mi forma de reaccionar ante todo aquello que no es importante, lo que no es valioso, aunque para otros sí lo sea, por aquello que me parece absurdo, pero para otros sí tiene mucho sentido; para que en mi forma de expresarme no sea despreciativo u ofensivo. Porque me doy cuenta de que cuando algo para mí no cuenta, eso se transmite en mi forma de hablar, y puede resultar molesto para los que sí les importa.

Ciertamente no creo haber llegado a tanto como este pregón del carnaval de Santiago, pero si veo que Dios me pide ser más asertivo en mis expresiones.

Creo que es algo que me ayudará en la convivencia con aquellos para los que sí que es importante lo que para mí no significa nada.

Y no creo que solo a mí Dios le llame a esto.

Equipo de Redacción

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