El oficial y el espía

El capitán Alfred Dreyfus fue protagonista de un caso que conmocionó la sociedad francesa en los últimos años del siglo XIX y primeros del XX. Acusado de espionaje a favor de Alemania fue juzgado y condenado a prisión perpetua en la isla del Diablo, en la costa de la Guayana francesa. El desarrollo de los hechos fue seguido con intensidad por muchos franceses, partidarios o detractores de Dreyfus. El hecho de ser judío contribuyó a poner en evidencia el antisemitismo visceral que anidaba en muchos estratos de la sociedad, incluido el ejército.

El realizador Roman Polanski nos ofrece en El oficial y el espía, una película que intenta ser fiel a los acontecimientos y que propone algo más de dos horas de rigurosa descripción de lo que sucedió.

El protagonista no es Dreyfus, sino el teniente coronel Picquart, un oficial que, a pesar de su recelo hacia los judíos, intenta esclarecer la verdad cuando llega a sus manos la prueba que demostraría la inocencia del oficial condenado. Es evidente que Polanski también coguionista de la película se ha documentado con rigor y hace un seguimiento riguroso de todo lo sucedido. Pero en ningún momento resulta aburrido, sino todo lo contrario: la película es entretenida además de muy didáctica.

En El oficial y el espía destacan algunos acentos: primero, la corrupción de los militares que se resistieron a reconocer el error cometido y pusieron toda clase de trabas para restituir al capitán Dreyfus la libertad y el honor perdidos, dificultaron la investigación de Picquart e incluso lo destinaron fuera de Francia para que no consiguiera sus propósitos.

En segundo lugar, no menos importante, la película se detiene en la descripción de la fuerza de la opinión pública claramente dividida en partidarios y detractores de Dreyfus. El antisemitismo dominante en muchos estratos de la sociedad francesa fue el caldo de cultivo de una extrema forma de pensar que cincuenta años después dio origen a la solución final, una de las manifestaciones más malvadas de la mente humana.

La presencia del mal personalizado en la cúspide militar y en esa autoridad anónima presente en la mentalidad colectiva entronca con otras historias realizadas por Polanski en su larga filmografía: La semilla del diablo, El pianista o La muerte y la doncella son películas en las que se sobrepone la presencia de lo demoníaco (tanto físico como, sobre todo, moral) a la realidad de las víctimas.

El oficial y el espía es cine de alto valor, que pone de actualidad una historia que siempre es bueno volver a ella, tentados como estamos a ocultar la verdad, o falsearla en busca de intereses particulares, aun a costa de las vidas de los inocentes.

Antonio Venceslá Toro, cmf

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