27 de Octubre de 2019. 30 Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C.
Nueva llamada de atención de Jesús, que nos invita a reflexionar sobre nuestra actitud en la vida y sobre nuestra oración. Lo hace con una parábola: Dos hombres van al templo a orar. Un fariseo, cumplidor de todos los mandamientos, justo, no roba ni mata, contribuye y da limosnas… Lleno de su propia santidad. No tiene nada por lo que pedir perdón. Desprecia al otro que es pecador. No ama. El otro es un publicano, un pecador público, que reconoce su mala vida. Se siente pecador ante Dios y espera su misericordia. Tiene fe.
Orgullo frente a humildad. Jesús dice que éste salió salvado y el otro no. Este debe ser un buen momento para analizar nuestra actitud. ¿Acostumbro a buscar justificación para mis actuaciones? ¿Con qué actitud me presento ante Dios? ¿Me considero “mejor” que los demás? Jesús nos pide que “seamos perfectos como nuestro Padre celestial”, no que nos lo creamos. Ojalá pudiéramos llegar como san Pablo a decir: “he combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe”. Estaríamos cerca de alcanzar su misma corona.
Juan Ramón Gómez Pascual, cmf
