17 Septiembre 2017. Mt 18, 21-35
Si el domingo pasado nos pedía el Señor que corrigiéramos al hermano que falla, hoy nos exhorta a perdonarlo.
Ojo por ojo y diente por diente. El que la hace la paga. Perdono pero no olvido. ¿Quién de nosotros no ha compartido en algún momento uno de estos sentimientos? Los sentimos cuando uno de los que viven con nosotros nos hace “alguna faena”. Nos sentimos ofendidos y un cierto rencor se apodera de nosotros. “Ya me las pagarás”, pensamos.
Ante la pregunta de Pedro en el evangelio: “¿cuántas veces he de perdonar?”, la respuesta de Jesús no deja dudas: “setenta veces siete”. Y perdonar de corazón. Perdonar y olvidar, como Dios lo hace: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. “Hoy estarás conmigo en el paraíso”, le dijo al buen ladrón estando en la cruz. Así nos pide que perdonemos también nosotros. Es uno de los mandatos de Jesús que nos resulta más difícil de llevar a la práctica. Pero hemos de tener en cuenta que cuando pedimos a Dios que nos perdone, nosotros hemos de perdonar al hermano: “así como nosotros perdonamos”.
Nos dice la primera lectura: “del vengador se vengará el Señor y llevará estrecha cuenta de sus culpas. Perdona la ofensa a tu prójimo y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas”.
Que el Señor nos conceda su Espíritu para que tengamos un corazón misericordioso.
Juan Ramón Gómez, cmf