9 de septiembre 2018. Mc 7, 31-37
Ante la situación del mundo y todos los males que le aquejan, tanto naturales como humanos, hay personas que se preguntan cómo Dios puede «permitir» que sucedan tales desgracias. ¿Cómo se compaginan éstas con la bondad y omnipotencia de Dios?¿Es que Dios no es Salvador?
Las lecturas de este domingo nos pueden dar unas pistas. Ante la dramática situación del pueblo de Israel, Isaías asegura la cercanía y la intervención de Dios. Nos anunció un tiempo que llenó al pueblo de esperanza. Su palabra se hizo realidad. En el evangelio, Jesús cura a un sordomudo. Sus palabras y sus acciones son para nosotros señal de tiempos mejores.
Hoy Dios continúa fiel a su plan de salvación, a pesar de los males que el hombre sigue introduciendo en el mundo. En Jesús se hizo presente el poder curativo y salvador de Dios. Antes de morir nos encomendó una tarea a sus seguidores. En ella ha de estar la respuesta de la acción de Dios ante los males del mundo. El cristiano no puede quedarse indiferente ante tanto sufrimiento. Dios sigue necesitando de nosotros para realizar su plan salvador. ¿Estoy dispuesto a colaborar?
Juan Ramón Gómez, cmf