25 Junio 2017. Mt 10, 26-33
Nunca nos dijo Jesús que ser discípulos suyos sería algo fácil y agradable, sino al contrario, preveía dificultades. Si él las tenía con las autoridades religiosas y civiles, sus seguidores no podrían estar exentos de las mismas: “bienaventurados cuando os insulten, os calumnien y os persigan por mi causa…”
Ser discípulos fieles en medio de esta sociedad, de este mundo, tiene sus dificultades. Los profetas (Jeremías en la primera lectura), los apóstoles, las primeras comunidades cristianas sufrieron persecuciones y martirio, como Jesús. Las pruebas y dificultades de la vida no nos deben asustar, tanto si provienen de nuestro propio interior, como las que vengan de fuera. El mensaje y la vida de Jesús y sus seguidores choca contra los intereses y valores del mundo en que vivimos.
Ante todo esto hoy Jesús nos repite: “no tengáis miedo”. El está con nosotros, de nuestra parte. Por eso necesitamos poner en él nuestra confianza. Más en él y menos en nosotros. Sin cansarnos, sin avergonzarnos de anunciar y vivir lo que creemos. Ante esta sociedad que cada día parece estar más sorda y ciega ante los valores cristianos, debemos anunciar la buena noticia con voz más alta y con una vida más creíble.