28 Febrero 2017.
Mt 6, 24-34.
A los parados, a los que no llegan a fin de mes, a los que pasan hambre o cualquier necesidad, el evangelio de este domingo les puede sonar algo «provocador». A quienes están preocupados por subsistir, que les hablen de «los pájaros del cielo y de los lirios del campo, a los que Dios alimenta sin que tengan que preocuparse», les puede sonar algo frívolo.
¿Qué pretende Jesús?¿Qué nos quiere decir? No nos dice que no nos preocupemos por estas cosas, que no trabajemos por conseguirlas, sino que no nos agobiemos, que seamos personas de fe y confiemos algo más en Dios, que no nos abandona.
Creo que es más fácil en nuestra sociedad consumista, en nuestro mundo en el que privan las apariencias, las marcas, el tener más que los otros, el ocupar primeros puestos, decir que Dios nos abandona, y no que nosotros hemos abandonado a Dios, y que buscamos primero tener las espaldas bien cubiertas, agobiándonos por tener cada vez más.
Por supuesto que debemos buscar el trabajo, y si tenemos la suerte de tenerlo, que no nos falte lo necesario para nosotros y los nuestros, pero sin agobios, sin desesperación y con algo más de confianza. Y desde ahí, dar un paso más, y buscar «el Reino de Dios y su justicia», o sea, buscar al hermano que está en necesidad y echarle una mano. Esa sí ha de ser nuestra principal preocupación.
Juan Ramón Gómez, cmf