El comentario del Domingo: VI Tiempo Ordinario

12 Febrero 2017.
Mt 5, 17-37.
Aún se oye que «la mujer del César no solo ha de serlo, sino parecerlo». Pero en nuestro mundo las cosas han cambiado. Ahora lo importante no es el ser, sino el parecer. Lo que vale no es ser bueno, sino parecerlo; no importa tanto el ser honesto, como el que te pille la justicia. Vivimos en una sociedad dominada por las apariencias. Esto no es sinceridad.
En el evangelio del domingo, Jesús nos llama a reconocer nuestros fallos, para que podamos dar el paso hacia lo mejor (El lo llama Reino de Dios).
¿Hay alguno de nosotros que no se haya enfadado con su hermano, o que haya mentido o mirado a otra persona con malos deseos? También nos podría decir Jesús que «el que esté sin pecado que tire la primera piedra». Pero sólo nos llama a que actuemos desde la sinceridad de nuestro corazón y que superemos el cumplimiento exterior y las apariencias. Nos llama a la autenticidad. A que nos esforcemos algo más a favor de los hermanos.
Ojalá nuestras vidas se vayan construyendo desde la verdad y el amor. Qué bueno sería que, perdiendo el miedo al qué dirán, nuestra vida pudiera ser sal y luz para los que nos contemplan.

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