11 de Junio 2017. Jn 3, 16-18. Santísima Trinidad.
Hay muchas personas que dicen que son ateos o agnósticos. Y si dan alguna explicación podemos intuir que es porque se les ha transmitido una imagen de Dios que no corresponde con la del evangelio. El Dios de las definiciones teóricas, hechas desde una mentalidad humana. El Dios de la teología y la filosofía, que no pueden ir más allá de lo que permite el razonamiento. Dios es un misterio, y como tal, inalcanzable para la razón. Pero no para el corazón.
Para entender lo que es el amor, hay que estar enamorado. Y el que vive enamorado rebosa sentimientos y vive en la felicidad. Los demás lo notan, no necesitan explicaciones.
El misterio de Dios es un misterio de amor. Nos ama porque somos sus hijos y se hace presente en nuestras vidas. No está lejos, ni es ese personaje justiciero que algunos presentaban. Se hace uno como nosotros y nos da una lección de vida, y nos da su Espíritu para que amemos como él nos ama.
El que «siente» a Dios en su vida no necesita definiciones, y quien lo vive transmite una imagen de paz, amor y perdón.
Juan Ramón Gómez, cmf