El comentario del Domingo: III de Cuaresma

15 de Marzo de 2020. 3º de Cuaresma. Jn 4, 5-15.19b-26.39a.40-42

En este tercer domingo de cuaresma nos presenta el evangelio a Jesús, camino de Jerusalén, que va atravesando la región de los samaritanos, a mitad de un día caluroso, y cansado de andar, se detiene junto a un pozo. Se acerca una mujer samaritana (los judíos y los samaritanos no se llevaban muy bien), y Jesús le pide de beber.
Este encuentro de Jesús con la mujer samaritana a la que pide agua del pozo, me llena de esperanza cada vez que lo leo. Es un encuentro por el que todo el que quiera ser seguidor de Jesús ha de pasar. Es un encuentro que ha de llevarnos al reconocimiento de Jesús como el Salvador, y a hacernos mensajeros de “el agua” que nos ofrece.
Como aquella mujer, todos sentimos sed. Sed de la verdad, de la felicidad, del amor, de la vida. Jesús, que comparte nuestra sed y nuestras necesidades, se encuentra con ella y le pide de beber, pero también le ofrece «agua viva». Y en el diálogo entre ambos se abre el camino de la fe a la mujer. Jesús pasará progresivamente de ser un judío a Señor, Profeta y Mesías. Lleva a la mujer a reconocer las verdades y mentiras de su propia vida, le da un voto de confianza, y ella se convertirá en anunciadora del Mesías a las gentes de su pueblo.
Jesús es la respuesta de Dios a toda clase de sed. Pero solo encuentra la respuesta el que busca a Dios en espíritu y en verdad, dentro de su propio corazón.

Juan Ramón Gómez Pascual, cmf

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