18 Febrero 2018. Mc 1, 12-15
Cada primer domingo de Cuaresma la Palabra de Dios nos recuerda las tentaciones de Jesús en el desierto, antes de iniciar su vida pública. Este año escuchamos la versión del evangelista San Marcos, la más breve y concreta.
Toda la vida es como un desierto que hay que atravesar, y en el que se experimentan las tentaciones. También Jesús, como cualquier ser humano, experimentó las tentaciones. Nos dice el apóstol Santiago en su carta que “a cada uno le viene la tentación cuando su propio deseo lo arrastra y seduce”. Pero, como Jesús, contamos con las fuerzas necesarias para vencerlas. Contamos con la fuerza y la acción del Espíritu. Si el desierto es el lugar de la prueba, también lo es del encuentro con Dios.
Tras las tentaciones, san Marcos nos expone las primeras palabras de la vida pública de Jesús: “El tiempo se ha cumplido; el Reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en el Evangelio”.
Es una nueva oportunidad. Jesús nos interpela de nuevo al comenzar la Cuaresma. El Reino de Dios ha comenzado en nosotros. Es posible vivir la misma ilusión que movía a Jesús. Creed la buena noticia del Evangelio. Es la nueva alianza que Dios quiere hacer con nosotros (como antes hizo con Abraham, Noé o Moisés). Jesús es la señal que el Padre nos ofrece: con su vida, muerte y resurrección nos consigue una nueva vida para todos. Nos pide que escuchemos su palabra y nos pongamos en marcha hacia esta nueva vida.
¿Cuál será mi respuesta esta Cuaresma?
Juan Ramón Gómez, cmf