El comentario del Domingo: 17 de Octubre

Marcos 10, 35-45:

 

Domingo, 17 de octubre de 2021 (29º T O B)

 

Una vez más Jesús tuvo que armarse de paciencia. Por tercera vez anuncia que va a sufrir la pasión, y los apóstoles le responden pidiéndole los mejores puestos en su Reino. Esta vez son Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, lo que se acercan y le piden sentarse a su derecha e izquierda cuando estén en su gloria. Esto molestará a los demás del grupo.

Siguen sin entender que «cristiano» es sinónimo de «servidor». Cuando los criterios van unidos al poder, tener, figurar, y no al servir, se está pensando en uno mismo. Por eso Jesús les dirá: «he venido a servir y entregar mi vida para la salvación de todos». Jesús les va poner como ejemplo la actuación de los jefes de los pueblos, que tiranizan a sus súbditos en provecho propio. Para Jesús, el que quiera ser grande ha de ser el servidor de los demás. Como Él, que ha venido a dar su vida en rescate por todos.

Los seguidores de Jesús hemos de vivir desde criterios distintos a los de este mundo.

Todos los cristianos tenemos una misión: hacer presente el amor y la misericordia de Dios en nuestras vidas, mediante el servicio a los demás. Solo el amor y la misericordia pueden cambiar el mundo. Pero he de empezar cambiando yo si quiero conseguir algo. Todo cristiano ha de ser «misionero» en cuanto ha de ser sal y luz para los demás. Nuestro compromiso bautismal nos obliga a una conversión continua y a un acercamiento a los que viven buscando el amor de Dios, y no al poder o los mejores puestos. Hay algunos que consagran su vida a este servicio de manera exclusiva, pero es tarea de todos. Los apóstoles pretendían quedarse solo con la parte del Evangelio que no implicaba sacrificio. Se olvidaban de que hay que «tomar la cruz de cada día», la cruz del servicio a los demás. Solo por este camino se puede llegar a la Resurrección.

 

Juan Ramón Gómez Pascual, cmf

 

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