EL CAMINO Y YO
Éramos el camino y yo
dos hermanos en ceniza,
donde atardecían los turpiales
y el viento arrimaba sus costillas.
Éramos humanamente hablando
dos rosas embriagas,
compañeros apacibles
en la tierra maniatada.
Éramos humanamente hablando
el camino y yo,
dos amigos conjugados
en el don de la palabra.
Ramón Uzcátegui Méndez, sc
(Del libro Sendas calcinadas. Año 1995)