Cuida tu familia: pensar cómo ser un poco más «madre» dentro de la familia

DOMINGO XXIV TIEMPO ORDINARIO (LUCAS 15,1-32)

¿Quién no ha escuchado-leído más de una vez la Parábola del Hijo Pródigo? Para muchos es uno de los pasajes nucleares del Evangelio, donde se condensa de manera preciosa el anuncio de Jesús de la Misericordia sin fisuras de Dios ante la mediocridad del ser humano. Pero también podría ser el “Evangelio de la Familia” por antonomasia. Porque, al fin y al cabo, nos relata una historia familiar no demasiado extraña por desgracia: rencillas entre hermanos, diferencias entre padres e hijos, incluso problemas “de herencia”, procesos de reconciliación… Incluso -aunque posiblemente la parábola no quiera abarcar tanto- también podría llamar la atención la ausencia de la “madre” en esta familia que se nos pone como ejemplo. Porque -si bien Dios aparece con rasgos de Madre-Padre a la vez- ¿y si esa “ausencia” es para recordarnos que cuando falta la “madre”, lo materno, lo tierno, lo compasivo… -sea en los padres, en los esposos, en los hijos, en los hermanos, los abuelos, los cuñados, los tíos… o cualesquiera otras personas que hayan sido parte de nuestras familias- las relaciones familiares se van al traste?

Propuesta para cuidar la familia esta semana:
Dialogar en el seno de la familia como podríamos imitar más la “maternidad/paternidad” de Dios, particularmente con aquellos con los que tengamos más distanciamiento

PD: ¡Y quizá sea buena ocasión para leer o releer el famoso libro “El Regreso del Hijo Pródigo” de Henri Nouwen, que tanto bien ha hecho a mucha gente!

Alicia del Pozo y Francisco Bonachera

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