XXIV Domingo del Tiempo Ordinario (Mt 18, 21-35)
Cuantas familias destruidas en su convivencia por una herencia, por unos celos, por el orgullo, por creerse mejor, por sentirse despreciado o indignado, por unas palabras desafortunadas, por la actitud en un momento de ira. Eso, internamente.
Externamente, por motivos similares, pero con la familia contra otras familias o personas.
Sin embargo Jesús nos manda perdonar siempre.
¿Somos conscientes al rezar el “Padre Nuestro” de que no tenemos “perdón de Dios” si no perdonamos a los demás?
Propuesta para cuidar la familia esta semana:
Revisemos nuestras relaciones en familia, y con otras familias y personas. Y si hay alguna sombra, planteémonos ya perdonar.
Esta semana, vamos a pararnos en las palabras del “Padre Nuestro” que se refieren al perdón. Meditémoslas con tranquilidad. Y preguntémonos si el perdón que hemos dado en ocasiones anteriores ha sido verdaderamente sincero y de corazón.
Margarita Angulo y José Morenodávila
