DOMINGO XVI del Tiempo Ordinario (LUCAS 10, 38-42)
Cuando contemplamos la escena descrita en este pasaje de San Lucas, a todos nos parece que el Señor está dando prioridad a la vida aparentemente contemplativa de María, que permanece escuchando la Palabra, frente a la vida práctica y de esfuerzo que representa a Marta. Sin embargo, lo que transmite realmente este elocuente relato es que Jesús quiere enfatizar la vida espiritual, como algo fundamental en nuestro existir, algo que da sentido a nuestro caminar del día a día y que sin esa vida interior, el resto de nuestra vida es un sinsentido, algo vacuo e insustancial.
La aplicación de este evangelio a la vida familiar es clara y patente, ofreciendo un mensaje que fortalece la necesidad de priorizar la unión de la familia con Dios por encima de cualquier otra circunstancia. Las obligaciones y una vida cada vez más exigente a nivel profesional, nos hacen en muchas ocasiones, relegar nuestro espacio diario para la conversación cercana con el Señor. Como se indica en el pasaje, lo más importante de nuestra vida, lo que realmente le da sentido, es nuestra vida ascendente, nuestra vida espiritual, y para eso, no debe haber excusas. Los padres de familia debemos ser la herramienta vehicular de esas prácticas diarias a nuestros hijos, predicando con el ejemplo, y a ser posible, recurriendo al apoyo de la formación y actividades relacionadas, robusteciendo así la experiencia regular de la conversación íntima con Dios.
Propuesta para cuidar la familia esta semana:
Sacar un tiempo de oración toda la familia junta.
Lourdes del Pozo y Juan José Sánchez
