LECTURA (VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO)
Mc 1, 40-45
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
- «Si quieres, puedes limpiarme.»
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
- «Quiero: queda limpio.»
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente:
- «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.»
Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a Él de todas partes.
COMENTARIO
En tiempos de Jesús, el enfermo de lepra era un maldito de la sociedad, o sea, un marginado.
Doble milagro, pues, de Jesús: cura la lepra y saca a nuestro protagonista de la exclusión social.
Lo primero, seguro que no está a nuestro alcance, pero…
* ¿Quiénes son los leprosos de nuestro tiempo?
* ¿Qué hace falta para que nuestra actitud hacia los excluidos, los marginados, los carentes de afecto, los que viven en soledad y tristeza, los de los ERTE, los que no llegan a finales del mes… sientan algo de alivio y, sobre todo, afectividad y cercanía?
PROPUESTA PARA CUIDAR A LA FAMILIA ESTA SEMANA
Seguro que en nuestro entorno FAMILIAR, vecinal, de barriada… existe alguien que como el leprosos del Evangelio necesite ser ‘tocado» por nosotros.
Propongamos en nuestra familia alguna acción solidaria a llevar a cabo esta semana que iniciamos (NO es necesario que sea material).
Manuel Devolx Ruano
