LECTURA (IV DOMINGO DE PASCUA)
Juan 10, 27-30:
En aquel tiempo, dijo Jesús:
-Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre somos uno.
REFLEXIÓN
Lo primero y principal, ESCUCHAR la voz del pastor. A veces basta un silbido, un simple gesto que nos puede venir a través del exterior:
– Un vecino que precisa ayuda.
– Un familiar enfermo.
– Un amigo en situación depresiva.
– Una nación que sufre las consecuencias de una guerra injusta…
Y, a continuación, agarrarse fuertemente de su mano y seguirle. Sin condicionamientos ni excusas.
PROPUESTA PARA CUIDAR LA FAMILIA
* A lo largo de la semana vamos a sacar un tiempo para leer en FAMILIA algún otro pasaje del Evangelio en el que Jesús se manifiesta como PASTOR bueno que cuida de nosotros (su rebaño)
Manolo Devolx