LECTURA (I DOMINGO DE ADVIENTO)
Marcos 13, 33-37:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!».
REFLEXIÓN
No podemos vivir adormilados, ni ir por la vida con el pijama puesto y la mente embotada pensando en el dinero, los regalos o en cosas que no nos hacen ser felices.
Adviento es tiempo de despertarse con alegría. El reloj del Adviento es reloj que impulsa y despierta. Nos invita a velar, a permanecer despiertos, vivos, activos, comprometidos, con un rumbo claro y no equivocado.
PROPUESTA PARA CUIDAR LA FAMILIA
A ser posible, vayamos construyendo la Corona del Adviento en lugar preferente de nuestro hogar.
Junto a la vela de este primer domingo, escribamos y recitemos una breve oración. Podría ser esta:
«Luz del Adviento, despiértanos del sueño de la oscuridad. Encamínanos por la senda de la sencillez, el desprendimiento y la disponibilidad«.
Manolo Devolx