LECTURA (XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO)
Mc 10, 46-52:
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:
– «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más:
– «Hijo de David, ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo:
– «Llamadlo.»
Llamaron al ciego, diciéndole:
– «Ánimo, levántate, que te llama.»
Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo:
– «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le contestó:
– «Maestro, que pueda ver.»
Jesús le dijo:
– «Anda, tu fe te ha curado.»
Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.
COMENTARIO
Bertimeo recobró la vista y le siguió por el camino.
Una vez sanados -¡todos lo estamos!- hay que caminar con Jesús practicando la MISIÓN y cumpliendo lo que dice el lema del DOMUND que hoy celebramos: «Cuenta lo que has visto y oído».
O sea, da testimonio con palabra y, sobre todo, con el ejemplo de tu vida, de todas las maravillas que a diario recibimos gratuitamente del Señor. Por ejemplo, el regalo de la FAMILIA.
PROPUESTA PARA CUIDAR A LA FAMILIA
– Podemos confeccionar entre todos los miembros de la FAMILIA las «curaciones» y regalos que continuamente recibimos.
– A continuación, pronunciamos una breve oración de acción de GRACIAS.
Manuel Devolx