Cuida de tu familia: Con sinceridad, respeto y mucho cariño, pidamos a los miembros de nuestra FAMILIA que nos ayuden a corregir nuestros defectos así como colaboremos a mejorar las imperfecciones de los demás

LECTURA (VIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO)

Lc 6, 39-45

Les dijo también una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano. Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.

 

COMENTARIO

Este Evangelio, aparte de los interrogantes que nos plantea Jesús, nos sugiere otros a tener en cuenta:

– ¿Estamos nosotros preparados, hemos terminado el aprendizaje, como para «guiar», «aconsejar», «adoctrinar», «catequizar» a otros?

– ¿Nuestro corazón «atesora» suficiente bondad como para arriesgarnos a repartir, a regalar «bondades», o sea, el mensaje de Jesús, vivido y practicado en nosotros mismos?

– ¿Cómo es que nos pasamos la vida juzgando y echando en cara los defectos de los demás cuando muestra vida interior y nuestra conducta externa dejan mucho que desear?

 

PROPUESTA PARA CUIDAR LA FAMILIA

La viga que muchas veces ciega nuestras relaciones FAMILIARES está compuesta de pequeñas láminas.

Con sinceridad, respeto y mucho cariño, pidamos a los miembros de nuestra familia que nos ayuden a corregir nuestros defectos y colaboremos a mejorar las imperfecciones de los demás.

 

Manuel Devolx

 

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