Cuida de tu familia: A lo largo de la semana, recitemos (o cantemos) en FAMILIA el salmo 22, ‘El Señor es mi pastor, nada me falta’

LECTURA (IV DOMINGO DE PASCUA)

Juan 10, 1-10:

En aquel tiempo, dijo Jesús:

  • «Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.»

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:

  • «Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mi son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.»

 

REFLEXIÓN

¡Qué importante conocer la voz del pastor!

Tener a Jesús como pastor es garantía y, al mismo tiempo, compromiso.

Garantía, porque Él nos guía por sendas seguras y nada nos puede faltar.

Compromiso, el de seguirle siempre y no separarnos del resto del rebaño ni abandonarlo.

 

PROPUESTA PARA CUIDAR LA FAMILIA

A lo largo de la semana, recitemos (o cantemos) en FAMILIA el salmo que hoy nos propone la liturgia, el salmo 22. Al menos, los primeros versículos:

«El Señor es mi pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas.»

 

Manolo Devolx

 

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