LECTURA (DOMINGO XXVIII DEL T. O.)
Lucas 17, 11-19:
En aquel tiempo, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.
Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
– Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.
Al verlos, les dijo:
– Id a presentaros a los sacerdotes.
Y mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos, y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.
Este era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo:
– ¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?
Y le dijo:
– Levántate, vete: tu fe te ha salvado.
REFLEXIÓN
Todos tenemos necesidad de sanación.
Si tropezamos y nos caemos, si nos invade cualquier enfermedad: desidia, apatía, cansancio, dejadez, depresión, exceso de confianza, egocentrismo, falta de humildad… debemos acudir a quien sana los corazones y fortalece nuestras voluntades.
Procede, entonces, «gritarle» a nuestro Dios como los diez leprosos: «¡Maestro, ten compasión de nosotros!
Inyéctanos energía, danos tu gracia, la certeza de sentirnos acompañados, la seguridad de que contigo y en comunión con tantos que nos apoyan, podemos continuar el camino, desarrollar nuestra MISIÓN, cumplir los objetivos propuestos.
Y, a continuación, AGRADECER, siempre agradecer, dar las gracias, alabar, ensalzar, proclamar las maravillas que el todopoderoso hace con nosotros, sus amigos.
PROPUESTA PARA CUIDAR LA FAMILIA
La Oración humilde, sencilla, a través de la cual nos reconocemos limitados y necesitados de Dios y de los demás ha de derivar y concretarse en actos de servicio y colaboración.
A lo largo de la semana, realicemos alguna actividad en casa que beneficie al resto de la FAMILIA o que incida en crear un ambiente de mayor alegría y felicidad.
Manolo Devolx