«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré (hablaba del templo de su cuerpo)»
Tengámoslo claro: nuestras iglesias no son templos, son únicamente lugares de encuentro del Pueblo de Dios, de nuestras FAMILIAS. Allí nos reunimos cada domingo para escuchar la Palabra, para celebrar la Acción de Gracias, para contagiarnos, animarnos, compartir entusiasmo, apoyarnos…
Templos somos cada uno de nosotros unidos a Cristo.Templos son nuestras FAMILIAS (¡deberían de serlo!) que vamos proclamando por el mundo la Buena Noticia
Propuesta para cuidar a la familia:
Consensuar la colocación en un lugar destacado de la casa de un símbolo que nos recuerde que nuestra FAMILIA es TEMPLO de Dios. Por ejemplo: un recipiente con agua bendita, una vela, un inciensario de hogar, una Biblia abierta por el Evangelio del Domingo, una lámina de Cristo resucitado…
Manolo Devolx
