Al P. Jerónimo Vara, CMF. “Doctor Amoris Causa”
Doctor honoris causa por la Universidad de Barquisimeto (Venezuela)
Hay distancias sí, hay distancias
hasta alcanzar el beso.
Hasta tus ojos encendidos
hay distancias y vientos.
No sé cómo fue, amor, no sé
cómo surgió el anhelo,
cómo rodaron uno a uno
tus temores y miedos.
Llegaste un día hasta la orilla,
y desnudaste el cielo
en un crepúsculo larense
de turpiales y remos.
Hay distancias y laberintos
en la orilla del tiempo.
A golpes con la vida, a golpes
vas tejiendo los sueños.
Después de todo ¿qué nos queda
detrás de cada anhelo?
Después de todo ¿qué nos queda
de luz en el sendero?
A la altura de tus verdades
hay derrotas y fuegos.
A la altura de tus quebrantos,
sustantivos y verbos.
A la altura de tu mirada
¿hay horizontes nuevos?
¿la misma soledad de ayer
o caricias y besos?
Después de todo, qué más da
si al final el madero
será otra cruz…Después de todo,
Dios es tu cirineo.
Amoris causa fue la herida,
la senda y los senderos.
No hay llanto para tanta sed.
No hay llantos ni pañuelos.
A estas alturas qué más da…
¿Desnudo y en silencio?
Un ansia más y un bosque herido.
Y palabras y versos…
Amoris causa es el clamor
y el grito de tu pueblo.
Aquí están todos de tu mano
en el ojo del tiempo.
Esta es la púrpura sagrada,
que ilumina tu cuerpo.
Es la casulla de los pobres,
su estola y tus desvelos.
Después de todo ¿qué nos queda
si no es amor el fuego
de las luchas y las derrotas?
¿Qué nos queda por dentro?
Doctor amoris causa, danos
tu voz y su secreto.
Con tu Varita mágica
convierte en vino nuestros sueños.
Jerónimo sin tregua y Vara firme,
aquí estamos de nuevo.
Hay distancias sí, hay distancias
hasta alcanzar el beso.
Hasta tus ojos encendidos
hay distancias y vientos.
No sé cómo fue, amor, no sé
cómo surgió el anhelo,
cómo rodaron uno a uno
tus temores y miedos.
Llegaste un día hasta la orilla,
y desnudaste el cielo
en un crepúsculo larense
de turpiales y remos.
Hay distancias y laberintos
en la orilla del tiempo.
A golpes con la vida, a golpes
vas tejiendo los sueños.
Después de todo ¿qué nos queda
detrás de cada anhelo?
Después de todo ¿qué nos queda
de luz en el sendero?
A la altura de tus verdades
hay derrotas y fuegos.
A la altura de tus quebrantos,
sustantivos y verbos.
A la altura de tu mirada
¿hay horizontes nuevos?
¿la misma soledad de ayer
o caricias y besos?
Después de todo, qué más da
si al final el madero
será otra cruz…Después de todo,
Dios es tu cirineo.
Amoris causa fue la herida,
la senda y los senderos.
No hay llanto para tanta sed.
No hay llantos ni pañuelos.
A estas alturas qué más da…
¿Desnudo y en silencio?
Un ansia más y un bosque herido.
Y palabras y versos…
Amoris causa es el clamor
y el grito de tu pueblo.
Aquí están todos de tu mano
en el ojo del tiempo.
Esta es la púrpura sagrada,
que ilumina tu cuerpo.
Es la casulla de los pobres,
su estola y tus desvelos.
Después de todo ¿qué nos queda
si no es amor el fuego
de las luchas y las derrotas?
¿Qué nos queda por dentro?
Doctor amoris causa, danos
tu voz y su secreto.
Con tu Varita mágica
convierte en vino nuestros sueños.
Jerónimo sin tregua y Vara firme,
aquí estamos de nuevo.
Blas Márquez Bernal, cmf