Consecuencias del fracaso de nuestras políticas migratorias

Vivimos en un período en que valores fundamentales se están tambaleando. Los principios de la equidad, la imparcialidad, la ecuanimidad y la justicia están siendo socavados activamente por algunos dirigentes políticos que anteponen sus intereses personales al interés común, aunque ello erosione leyes fundamentales y procesos de integración. Esta corrosión constante y sistemática nos lleva a violaciones de los derechos humanos y, finalmente, a ataques contra grupos enteros de personas.

Dentro de los cambios que están ocurriendo, últimamente, en nuestras islas se observa un aumento de la instrumentalización de la migración. Algunos lo están utilizando como arma política, para socavar la democracia, la convivencia y la participación cívica inclusiva, apelando al miedo ante el fracaso de nuestra política migratoria y la creciente incertidumbre que estamos viviendo.

Ciertos dirigentes políticos están aprovechando esta situación y procuran dividir a las comunidades en el tema de la migración, como “chivo expiatorio” minimizando los importantes beneficios y el gran enriquecimiento que trae consigo y pasando, obstinadamente, por alto las historias de migración de nuestro pueblo. Estamos siendo testigos de un uso creciente de las redes sociales como herramientas de división y polarización en distintos ámbitos, no solo en el de la migración, pero en ocasiones hemos visto el despliegue de “tácticas tribales” por activistas en línea que intentan proyectar una imagen negativa y engañosa de la migración. Sería un error olvidar que la politización de la migración no es un fenómeno nuevo.

La escalada de racismo y xenofobia que estamos viviendo en Gran Canaria es el resultado de esas tácticas que venimos denunciando hace tiempo. Y que los primeros conatos se produjeron en las primeras manifestaciones del mes de noviembre. Venimos asistiendo con temor y desazón al aumento de ese discurso rancio de odio en nuestra isla de Gran Canaria contra las personas migrantes. Es un raudal imparable de amenazas y desinformación a través de grupos de Facebook y WhatsApp. Sabemos que estos grupos son minoritarios, y que no representan a la mayoría del pueblo canario, un pueblo tradicionalmente acogedor que en demasiadas ocasiones ha mostrado con sus brazos abiertos su cercanía y empatía por las personas migrantes. Pero al final, lo que hace ruido, son los relatos del odio y su instrumentalización. Y por ello hay que decir, ¡Basta!, ¡Basta Ya!, Basta ya con esta política de contención que ha fracasado y querer convertir nuestra isla en una cárcel.

Es urgente zanjar estos discursos que demonizan a las personas migrantes y abogar por su humanización. Porque entre tanto miedo, frustración y sufrimiento; lo que está en juego es la defensa de los derechos humanos. Las organizaciones sociales, y eclesiales no vamos a claudicar ni un milímetro. Tenemos que seguir trabajando por promover una cultura de hospitalidad, que busque la solidaridad y la construcción de Paz, tendiendo puentes y derribando las barreras y fronteras que deshumanizan y que en algunos casos atenta contra la dignidad de las personas.

No caigamos en discursos banales y racistas que asocian a las personas migrantes con la delincuencia y la violencia. Ya basta de culpabilizar a los otros de nuestra disconformidad con las decisiones políticas que se están tomando y del fracaso de nuestra política migratoria.

 

José Antonio Benítez Pineda, cmf

@benicmf

(FOTO: MorningbirdPhoto)

 

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