Con respecto a lo de Ceuta

Quiero evidenciar mi más enérgica protesta ante la situación vivida en Ceuta en estos últimos días. Condeno la pasividad de las fuerzas de seguridad del país Alauita. Denuncio la instrumentalización con fines políticos, las legítimas aspiraciones de todas las personas por buscarse un futuro mejor, y de huir de una situación de pobreza y desigualdad, de falta de futuro y de esperanza. Denuncio la utilización del gobierno de Marruecos la desesperación y el empobrecimiento de muchas de sus familias y menores.

Denuncio las devoluciones en caliente producida en estos días en el perímetro fronterizo de Ceuta de forma indiscriminada. Condeno que este tipo de prácticas ilegales continúen realizándose en la Frontera Sur y pedo al Gobierno que cumpla la sentencia del Tribunal Constitucional. Una vez más, la Frontera Sur vuelve a ser un espacio de no derecho para las personas migrantes y refugiadas. Esta sentencia exige que haya identificación de las personas y poder ejercer el control judicial, entre otras condiciones.

Las devoluciones sumarias no son legales, tal como hemos denunciado en la Red Migrantes con Derechos. El Ministerio del interior sigue teniendo un comportamiento no acorde a la legislación española y que no garantiza los derechos de las personas que pisan suelo español. Recuerdo que la Convención de Ginebra prohíbe este tipo de prácticas ante la posibilidad de expulsar a personas con necesidad de protección sin realizar trámite alguno. Es injustificable que España expulse a seres humanos a Marruecos, país que vulnera sistemáticamente sus derechos, les persigue, les criminaliza y les condena a vivir escondidos. Es injustificable que estas devoluciones se hagan sin saber si serán perseguidos por motivos de orientación sexual, identidad de género, motivos políticos, o cualquier otra circunstancia recogida en el Estatuto de los Refugiados, motivos de persecución que merecen la protección que en cualquier otro país se les reconocería.

Estas prácticas ilegales se han producido en las vallas de Ceuta y Melilla desde hace más de una década con total impunidad, pero lo más grave es que estos días hemos asistido a estas prácticas tal como si se tratase de otro show de televisión.

Denuncio, asimismo, que España no condicione su política exterior con el respeto a los derechos de las personas migrantes. La pandemia del coronavirus ha puesto en evidencia, una vez más, que es la población migrante y refugiada quienes más sufren los efectos inhumanos de las políticas de control de fronteras.

Quiero resaltar la gravedad de esta medida la cual supone un gran riesgo para estas personas migrantes en el contexto de crisis sanitaria en la que nos encontramos actualmente.

Como realidad eclesial que defiende los Derechos Humanos, expreso mi más absoluta REPULSA y exijo al Gobierno que no siga realizando estas devoluciones que vulneran los Derechos Humanos y provocan daños irreversibles en las personas migrantes.

 

José Antonio Benítez, cmf

@benicmf

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