El pasado mes de enero tuve la suerte de asistir al XIV Seminario Profesional sobre Oficinas de Comunicación de la Iglesia organizado por la Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma.
Fueron días en los que tuve la oportunidad de reunirme con grandes profesionales del mundo de la comunicación y en los que enriquecerme de sus conocimientos y experiencias. Pude conocer sus programas y estrategias pero sobre todo, el sentido que hay detrás de ellas. Pero la realidad es que, si me preguntasen con qué me quedo de esta experiencia, ninguna de estas cosas, innegablemente valiosas, son las que en un primer momento brotan de mi corazón.
Lo que verdaderamente ha calado en mí de este congreso y del posterior Jubileo de la Comunicación, es el convencimiento de que nuestra misión es la de ser transmisores de la esperanza y de la experiencia de Dios al mundo desde lo que somos. Hacer llegar la Buena Noticia de Jesús a los demás, tanto dentro como fuera, desde nuestra frágil realidad. Sin buscar ni pretender con nuestra comunicación construir una identidad basada en nosotros mismos y en nuestro carisma sino una que esté puesta en relación con Aquel que nos lo dio. Tener siempre en el horizonte que todos nuestros medios, programaciones y estrategias estén puestas y ordenadas al servicio de este fin. Y que, cuando nuestra imagen sea cuestionada por nuestros errores, no tengamos miedo a aceptarlos y comunicarlos con transparencia, humildad y sencillez sabiéndonos limitados y amados por el Señor.
Por último, otra de las cosas que han calado en mí, aunque a simple vista pueda parecer evidente, es el sentirme Iglesia. Ver a tantas personas de nacionalidades, Congregaciones, Órdenes, movimientos y realidades tan distintas reunidas me ha ayudado a hacerme consciente de que estamos siguiendo al mismo Dios con una misión común.
En medio de todo lo aprendido y compartido, me llevo sobre todo la certeza de que no estamos solos en esta misión. Somos parte de algo más grande. Ojalá esta experiencia siga resonando en nosotros, impulsándonos a ser testimonio auténtico de Aquel que nos envía.
Alfonso Machuca Gutiérrez – Comunicación Provincial
Foto sacada de las redes de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz
