27 de Septiembre de 2020. XXVI Domingo Tiempo Ordinario Mt 21, 28-32
El evangelio de este domingo nos sitúa ante Jesús, que ha llegado a Jerusalén en sus últimos días. La tensión y las discusiones con los sumos sacerdotes y autoridades religiosas van en aumento. Ha expulsado a los vendedores del Templo y les ha contado parábolas que denuncian la actitud del Pueblo Elegido. Hoy les cuenta otra parábola: el padre que manda a sus dos hijos a trabajar a la viña. El primero dice que no va, pero luego sí va. Y el segundo, que dice que sí, pero luego no va.
Jesús acusa a los dirigentes de Israel de hipocresía, de no corroborar con los hechos lo que dicen de palabra. De no haber escuchado a los enviados de Dios. Por eso otros, considerados «malos» van por delante en el Reino de Dios.
Es Palabra que también nos interpela hoy. No somos consecuentes con nuestro compromiso cristiano. Nos resulta fácil hablar, decir, prometer, pero difícil y complicado hacer lo que decimos. ¿Me afectan estas palabras de Jesús?¿En qué medida también soy hipócrita? San Pablo nos pide que tengamos entre nosotros los sentimientos propios de una vida en Cristo.
«Los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del Reino de Dios», nos dice Jesús. Pero hoy también el profeta Ezequiel deja claro que Dios nos da otra oportunidad para trabajar en su viña.
Juan Ramón Gómez Pascual, cmf